martes, 19 de abril de 2016

Oración a San Expedito - Patrono de las causas imposibles.

                                                                                


San Expedito: Pedidos urgentes al Santo que siempre ayuda
El que murió por la fe, el que se decidió a abrazar la paz y hacerse cristiano, el que sacrificó su vida, es uno de los santos más queridos, no sólo en Argentina sino en todo el mundo.
Nota relacionada: ¿Quién fue San Expedito?
Aunque no aparece en el calendario litúrgico católico, pues nada se sabe de su vida, la festividad de este santo y mártir se celebra el 19 de abril. El culto a San Expedito se popularizó recientemente, pero ya era conocido en el siglo XVIII, en Alemania y en Sicilia, donde se lo invocaba. Su nombre, “Expedito” es sinónimo de prontitud y rapidez, a lo que el santo suma –además–, un poder especial contra el mal.
EL PATRONO DE LAS URGENCIAS
Si tiene un problema de difícil solución y necesita ayuda urgente, sepa que San Expedito es el santo indicado. Esta devoción popular tiene orígenes lejanos y, a través del tiempo, ha perdurado debido a las pruebas irrefutables del poder de San Expedito para interceder ante Dios. Él sabe mejor que nadie que, 
de producirse una demora en una decisión, puede haber un gran perjuicio. San Expedito simboliza “acción”, pero hay que saber pedirle para que responda.
Luchador contra el mal
En la iconografía, vemos que San Expedito es representado como un soldado que viste un uniforme de cierta investidura y grado. Era un militar romano de alto rango. En una de sus manos, se ve que levanta victoriosamente una cruz en la que está escrito Hodie, que significa “hoy”. También, lleva una hoja de palma en señal de victoria sobre el mal. A sus pies, hay un cuervo y la palabra cras, que quiere decir “mañana”. La imagen del santo, por lo tanto, representa claramente la victoria de la cruz sobre el mal, simbolizado, en este caso, por el cuervo.
  
                                          https://www.youtube.com/watch?v=8FlbFknMcAg
                                                                               
                         Gracias  María del Carmen Rodríguez Vázquez por compartir.
                           Un abrazo.


 

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