Junto al cadáver de
un suicida se encontró una carta explicativa diciendo:
Sr. Juez: No culpe
a nadie de mi muerte, me quito la vida porque dos días más que viviese no
sabría quién soy en este mar de lágrimas, y sería mucho martirio.
Verá Ud...
Sr. juez.
Tuve la desgracia
de casarme con una viuda, ésta tenía una hija, de haberlo sabido,
nunca lo
hubiera hecho.
Mi padre, para
mayor desgracia era viudo, se enamoró y se casó con la hija de mi mujer,
de
manera que mi mujer era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi
madre
y mi padre al mismo tiempo era mi yerno.
Al poco tiempo mi
madrastra trajo al mundo un varón, que era mi hermano,
pero era nieto de mi
mujer de manera que yo era abuelo de mi hermano.
Con el correr del
tiempo mi mujer trajo al mundo un varón que, como era hermano de mi madre,
era
cuñado de mi padre, y tío de sus hijos.
Mi mujer era suegra
de su hija, yo soy, en cambio padre de mi madre,
y mi padre y su mujer son mis
hijos; además, yo soy mi propio abuelo.
Sr. juez: Me
despido del mundo porque no sé quién soy.
Gracias Alberto Rossi Enriquez por compartir.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por visitar mi blog y dejar tu comentario!