https://www.youtube.com/watch?v=3uJqcnRK9VA&list=RD3uJqcnRK9VA#t=8
Acepto” es un texto “altamente simbólico para la
humanidad“.
Este texto nos recuerda severamente
el contrato social que firmamos
cada mañana al despertar y simplemente no hacer nada.
Algo más que una crítica
social, en este breve texto se destacan los hechos resultantes
de nuestra
innegable predilección por la comodidad, la indiferencia y la marginación.
Acepto la competitividad como base de nuestro sistema,
aunque soy consciente de que
este funcionamiento engendra frustración y cólera
a la inmensa mayoría de los perdedores.
Acepto que me humillen o me exploten a condición de
que se me permita humillar o
explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide
social.
Acepto la exclusión social de los marginados, de los
inadaptados, y de los débiles,
porque considero que la carga que puede asumir
la sociedad tiene sus límites.
Acepto remunerar a los bancos para que ellos inviertan
mi sueldo a su conveniencia
y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas
ganancias
(ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que
acepto implícitamente).
Acepto también que me descuenten una fuerte comisión
por prestarme dinero, dinero
que proviene exclusivamente de los otros clientes.
Acepto que
congelemos o tiremos toneladas de comida para que los cursos bursátiles
no se
derrumben, en vez de ofrecérsela a los necesitados y de permitir a algunos
centenares de miles de personas no morir de hambre cada año.
Acepto que sea
ilegal poner fin a tu propia vida rápidamente, en cambio tolero que
se haga
lentamente inhalando o ingiriendo sustancias toxicas autorizadas por los
gobiernos.
Acepto que se
haga la guerra para así hacer reinar la paz.
Acepto que en
nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el de defensa.
Entonces
acepto que los conflictos sean creados artificialmente para deshacerse
del
stock de armas y así permitir a la economía mundial seguir avanzando.
Acepto la hegemonía
del petróleo en nuestra economía, aunque es una energía
muy costosa y
contaminante y estoy de acuerdo en impedir todo intento de sustitución
si se
desvelara que hemos descubierto un medio gratuito e ilimitado de producir energía.
Acepto que sería nuestra perdición.
Acepto que se
condene el asesinato de otro humano, salvo que los gobiernos
decreten que es un
enemigo y me animen a matarlo.
Acepto que se divida la opinión pública creando unos
partidos de derecha e izquierda
que tendrán como pasatiempo la pelea entre
ellos haciéndome creer que el sistema
está avanzando.
Además acepto
toda clase de división posible con tal que esas divisiones me permitan
focalizar mi cólera hacia los enemigos designados cuando se agiten sus retratos
ante mis ojos.
Acepto que el poder de fabricar la opinión publica,
antes ostentado por las religiones,
este hoy en manos de hombres de negocios no
elegidos democráticamente
que son totalmente libres de controlar los Estados,
porque estoy convencido
del buen uso que harán con él.
Acepto que la
idea de la felicidad se reduzca a la comodidad, el amor al sexo
y la libertad a
la satisfacción de todos los deseos, porque es lo que me repite
la publicidad
cada día. Cuanto más infeliz soy más consumo.
Cumpliré mi papel contribuyendo
al buen funcionamiento de nuestra economía.
Acepto que el
valor de una persona sea proporcional a su cuenta bancaria,
que se aprecie su
utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades,
y que sea
excluido del sistema si no produce lo suficiente. RICO POBRE
Acepto que se recompense cómodamente a los jugadores
de futbol y a los actores
y mucho menos a los profesores y los médicos
encargados de la educación
y de la salud de las futuras generaciones.
Acepto que se
destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia
podría sernos útil,
pues, como somos la civilización mas evolucionada del planeta
(y sin duda del
universo) sabemos que la experiencia ni se comparte ni se transmite.
Acepto que se
me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo todos los días,
para
que así pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal
y cuanta
suerte tengo de vivir en Occidente.
Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus
solo puede ser beneficioso para nosotros.
Acepto que los
industriales, militares y jefes de Estado celebren reuniones
regularmente para,
sin consultarnos, tomar decisiones que comprometen
el porvenir de la vida y del
planeta.
Acepto consumir
carne bovina tratada con hormonas sin que explícitamente se me avise.
Acepto que el cultivo de OGM (Organismos Genéticamente
Modificados)
se propague en el mundo entero, permitiendo así a las
multinacionales agroalimentarias
patentar seres vivos, almacenar ganancias
considerables y tener bajo su yugo
a la agricultura mundial
Acepto que los
bancos internacionales presten dinero a los países que quieren armarse
y
combatir, y que así elijan los que harán la guerra y los que no.
Soy consciente
de que es mejor financiar a los dos bandos para estar seguros
de ganar dinero y
prolongar los conflictos el mayor tiempo posible
con el fin de poder totalmente
arrebatar sus recursos si no pueden reembolsar sus préstamos.
Acepto que las multinacionales se abstengan de aplicar
los progresos sociales
de Occidente en los países desfavorecidos.
Considerando
que ya es una suerte para ellos que los hagan trabajar.
Prefiero que se
utilicen las leyes vigentes en estos países que permiten
hacer trabajar a niños
en condiciones inhumanas y precarias.
En nombre de los derechos humanos y del
ciudadano, no tenemos derecho a intervenir.
Acepto que los
laboratorios farmacéuticos y los industriales agroalimentarios
vendan en los países
desfavorecidos productos caducados o utilicen sustancias
cancerígenas
prohibidas en Occidente.
Acepto que el resto del planeta, es decir cuatro mil
millones de individuos,
pueda pensar de otro modo a condición de que no venga a
expresar
sus creencias en nuestra casa, y todavía menos a intentar explicar
nuestra
Historia con sus nociones filosóficas primitivas.
Acepto la idea de que existen solo dos posibilidades
en la naturaleza,
a saber: cazar o ser cazado, y si estamos dotados de una
conciencia y de un lenguaje,
ciertamente no es para escapar de esa dualidad,
sino para justificar
por qué actuamos de ese modo.
Acepto considerar
nuestro pasado como una continuación ininterrumpida
de conflictos,
de
conspiraciones políticas y de voluntades hegemónicas, pero sé que hoy
todo esto
ya no existe porque estamos en el summum de nuestra evolución,
y porque las
reglas que rigen nuestro mundo son la búsqueda de la felicidad
y de la libertad
para todos los pueblos, como lo oímos sin cesar
en nuestros discursos políticos.
Acepto sin
discutir y considero como verdades todas las teorías propuestas
para la explicación
de los misterios de nuestros orígenes.
Y acepto que la naturaleza haya podido
dedicar millones de años
para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo es la
destrucción de su propia
especie en unos instantes.
Acepto la búsqueda del beneficio como fin supremo de
la Humanidad
y la acumulación de riqueza como realización de la vida humana.
Acepto la destrucción
de los bosques, la casi desaparición de los peces
en los ríos y en nuestros océanos.
Acepto el aumento de la polución industrial y la dispersión de venenos químicos
y de elementos radiactivos en la naturaleza.
Acepto la utilización de toda clase de aditivos químicos
en mi alimentación,
porque estoy convencido de que si se añaden es porque son útiles
e inocuos.
Acepto la guerra económica que actúa con rigor sobre
el planeta,
aunque siento que nos lleva hacia una catástrofe sin precedentes.
Acepto esta situación, y supongo que no puedo hacer
nada para cambiarla o mejorarla.
Acepto ser
tratado como ganado porque definitivamente pienso que no valgo más.
Acepto no
plantear ninguna cuestión, cerrar los ojos sobre todo esto
y no formular
ninguna oposición verdadera, porque estoy demasiado
ocupado por mi vida y mis
preocupaciones. Incluso acepto defender
a muerte este contrato si usted me lo
pide.
Acepto pues, en
mi alma y conciencia, y definitivamente, esta matriz triste
que usted coloca
delante de mis ojos para abstenerme de ver la realidad de las cosas.
Sé que todos ustedes actúan por mi bien
y el de todos, y por eso les doy las gracias.
¡PÁSALO, POR FAVOR! NUESTRO SILENCIO ES NUESTRO
SUICIDIO
“Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los
que, sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos” MIGUEL DE
UNAMUNO.
Un abrazo.
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