En la vida ni se gana ni se pierde,
ni se fracasa ni se triunfa.
En la vida se aprende, se crece, se descubre;
se escribe, borra y reescribe;
se hila, se deshila y se vuelve a hilar.
ni se fracasa ni se triunfa.
En la vida se aprende, se crece, se descubre;
se escribe, borra y reescribe;
se hila, se deshila y se vuelve a hilar.
El amor crece cuando se
reparte...
Las cosas más grandes y hermosas de
la vida, crecen despacio y en silencio.
Se crece cuando uno acepta la realidad y posee suficiente
aplomo y equilibrio para vivirla.
Se crece cuando uno mantiene un ideal, fortalece su voluntad y
se apoya en su fe.
Se crece cuando uno asume su destino pero se empeña en
trabajar para modificarlo si es necesario.
Se crece cuando uno admite su pasado, construye el presente y
proyecta el futuro.
Se crece cuando uno se valora a sí mismo sin dejar de
valorar a los demás.
Se crece cuando uno recorre la vida con la verdad, sin oscuros
secretos y sin hipocresías ni falsedades.
Se crece cuando uno permite que su conciencia apruebe los
dictados de su corazón y su mente.
Se crece cuando uno se siente feliz escuchando, ayudando o
dando a los demás, sin esperar recompensa alguna, pero alegrándose al recibir
algo por más pequeño que sea.
Se crece cuando uno no actúa cínica o cobardemente ni usa
máscaras según las personas y es coherente en todas las circunstancias.
Se crece cuando uno experimenta que al abrir un surco de
respeto y al echar en él semillas de bondad, se cosechan frutos de amor.
Se crece cuando
uno aprende a pronunciar con sinceridad palabras como “gracias”,
“me equivoqué”, “te necesito”, “perdón”, “tienes
razón” y “te amo”.
razón” y “te amo”.
Se crece cuando uno puede enfrentar otoños e inviernos, aún
perdiendo hojas o temblando de frío.
Se crece cuando uno frente a una mirada hostil o un gesto
agresivo puede esbozar una sonrisa como respuesta.
Se crece cuando uno se libera de la pesada carga de rencores,
de mentiras, de infidelidades, de soberbia y de egoísmos.
Se crece cuando uno se anima a volar alto como un águila, a
sostenerse como un árbol o a iluminarse como una estrella.
Se crece cuando uno cree que es capaz de transformar deseos e
ilusiones en realidades, sin permitir que se apague la llama de la esperanza.
Se crece cuando uno comprueba que el verdadero amor significa
tolerar, ceder, sufrir, llorar y… aún renunciar.
Se crece cuando uno se da cuenta que sólo se puede dejar de
crecer el último instante de su vida…
Permitámonos crecer, agradeciendo a DIOS todo los que nos da.
Permitámonos crecer, agradeciendo a DIOS todo los que nos da.
Gracias José Jaime Ronzón Contreras por compartir.
Un abrazo.
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