La
estructura interna del discurso, la seguridad -sin titubeos- de sus
afirmaciones,
la sencillez y claridad de sus expresiones, la radicalidad
del mensaje evangélico
en el que se apoya, la simplicidad/austeridad del
medio en el que habla
(habitáculo,mesa,vestido etc.), la suavidad rítmica
de las palabras -
que más se parecen a una sutil melodía-, la invitación al compromiso
en la acción que propone, la dialéctica indisoluble entre
caridad,
denuncia social y justicia sobre las que argumenta,
el movimiento de
ojos y manos, la leve inclinación de la postura corporal
hacia el lado izquierdo que adopta, la alternancia entre pausa y
aceleración
de sus párrafos milimétricamente construidos,
las leves
incursiones hacia la piadosa ironía contra la falsa caridad,
etc.,etc.etc.
Convierten a este hombre en un lider intelectual y moral
indiscutible.
para que todos conozcan la manera de actuar y sus pensamientos
de cuando era Cardenal el Papa de todos ahora.
Un abrazo.
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