martes, 11 de marzo de 2014

AMOR, VIDA Y CONSCIENCIA‏

                                                                        


La felicidad es el perfume de las cosas bien hechas: La felicidad no se busca: 
se encuentra. Y se halla en todas partes y en ninguna, porque la felicidad no es una meta, sino un perfume que desprende lo bien hecho: una puesta de sol, la caricia a un cachorro, la mirada de un ser amado, una canción sublime... cualquier cosa inolvidable. Por eso no se puede atrapar como si fuese una mariposa. En griego, mariposa se escribe “psiké”, que también significa alma. Por eso debe ser tan difícil de capturar. 
Querer cazar una mariposa es como desear prender el alma; y el alma se pone en las cosas, pero no está en las cosas. 
Es, precisamente, como el perfume de la felicidad.
 La felicidad es elegir o, mejor expresado, vivir sin miedo a elegir: 
Nos perdemos en el laberinto cuando permitimos que elijan por nosotros.
Porque uno es aquello que elige ser, pero también lo que renuncia a ser.
 Cuando nos dejamos llevar por el éxtasis del canto y el baile,
nuestros miedos salen volando.
 El miedo es el medio para descubrir lo que necesitas encontrar: 
Cuando se vence el temor al espantapájaros, llega la oportunidad,
 pues él señala justamente el lugar donde se puede encontrar alimento. 
Bajo nuestros miedos se halla el tesoro que andamos buscando.
 Pero hay que abrir la puerta del miedo; ella llevará 
a lo que más secretamente anhelamos.
 El miedo es una oportunidad porque permite conocer
 lo que estamos buscando.
 Verbigracia: el miedo a la muerte.
 Las personas que lo sufren, en realidad tienen un gran anhelo a la vida,
 pero no se atreven a vivirla según les dicta su corazón. 
Por eso temen morir: porque les causa amargura abandonar 
este mundo sin haber cumplido con su misión. 
¡El miedo es el medio!: déjate instruir por él y encontrarás
 tu misión y el sentido de la vida.
 La cara es el espejo del alma: Con ella se puede revisar la vida de cada cual. Moldea cada mañana tu cara en consonancia con tu alma; y usa para ello la crema más barata, pues el secreto no gravita en la calidad del producto, 
sino en tu cualidad interior y el amor que pongas en ello.
 Cada contacto con una persona es una oportunidad para mejorar su vida: Todos tenemos cada día decenas de pequeños 
y grandes contactos con los demás.
 Nuestro reto es conseguir que su vida sea un poco mejor después 
de estar con nosotros. 
Este es el desafío, el premio gordo de cada encuentro.
 Ahí radica justamente el sentido de la vida.
 Con todo, el sentido de la vida es distinto para cada persona: Es uno mismo el que debe descubrirlo. 
Y apoyar a los demás para que también lo consigan.
 Hay que ser buscador de buscadores: ponerlos en el camino
 y ayudarles a encontrar lo que buscan.
                                                                                        
                                    Gracias José Jaime Ronzón Contreras por compartir.
                                     Un abrazo.
                                                                                      

                                                                                                            


                                                                                     

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