lunes, 8 de junio de 2015

Sobrevivientes del Holocausto Los Niños de Nicolás Winton Documental subtitulado en español


                                                                              
                                        https://www.youtube.com/watch?v=CZ7TChZ3HrQ



Una exposición de fotografías de los judíos que sobrevivieron al Holocausto y que después emigraron a EE.UU. abrió este lunes sus puertas en la casa-museo de la emigración (Deutsches Auswandererhaus) de la ciudad portuaria alemana de Bremerhaven.
 El autor de la exposición, Clemens Kalischer, que ahora tiene 93 años, consiguió huir de Alemania y, a través de Marruecos, llegar a EE.UU.
¿Cómo lograron huir otros judíos de los terribles campos de concentración? ¿Cómo lograron salvarse niños y mujeres de la tiranía nazi? Además de rememorar el horror del holocausto judío, no hay que olvidar los nombres de aquellos que se jugaron la vida para salvar a otros miles de las garras del nazismo.

El director de cine judío Steven Spierberg inmortalizó en su película 'La lista de Schindler' a la figura de Oskar Schindler, un empresario y espía alemán que salvó la vida de unos 1.200 judíos. Pero él no fue el único héroe. En esta entrada de mi blog me gustaría recordar a algunas personas que arriesgaron su vida para salvar a otros seres humanos, no solamente hebreos, sino también de otras creencias religiosas o razas perseguidas por los nazis.

Uno de estos héroes de carne y hueso es Nicolás Winton, un británico de 105 años que salvó a 669 niños judíos de la muerte en la Alemania nazi justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. En 1938, cuando estaba a punto de irse de vacaciones a Suiza, recibió una llamada telefónica de su amigo Martin Blake, que trabajaba en un comité de ayuda para refugiados adultos de Checoslovaquia. "Tengo una propuesta muy interesante para ti. No te molestes en traer tus esquís", le dijo.
Una vez en Praga, Winton recibió la propuesta de trabajar temporalmente en los campos de refugiados de la zona, donde miles de personas, muchos de ellos menores, sobrevivían en condiciones infrahumanas. Sobrecogido por lo que veía, el inglés montó una oficina improvisada en su hotel y fabricó un plan para sacar del país a los niños y salvarles de una muerte casi segura.
El alud de solicitudes hizo que se viera obligado a abrir una nueva oficina y en pocos días centenares de familias acudieron a solicitarle ayuda para salvar a sus hijos. El trabajo de Winton consistía en organizar el traslado de los niños judíos a Reino Unido. Para ello tenía que lograr el permiso de las autoridades de los Países Bajos, a través de cuyo territorio se realizaba el tránsito, así como las garantías financieras sin las que las autoridades británicas no permitían la entrada en el país. En Reino Unido su madre le ayudaba a encontrar familias dispuestas a acoger a los niños.
En marzo de 1939, los primeros niños judíos empezaron a llegar a Londres, dejando atrás su trágica vida. Hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial y Alemania invadió Polonia, Winton tuvo tiempo para rescatar a 669 niños.
Estas valientes actividades de Winton se dieron a conocer en 1988 después de que su esposa encontrara un cuaderno suyo con direcciones de familias británicas que alojaron en sus casas a los niños rescatados. El mismo Winton nunca habló de este gran gesto humano. El año pasado muchos de los niños que Winton salvó fueron al programa de televisión de la cadena BBC 'That's Life' para verlo por primera vez desde la guerra. "Quién le deba su vida a Nicolás Winton, ¿podría levantarse, por favor?", pregunta la presentadora, momento en que decenas de personas se pusieron de pie para darle las gracias.

                                                                       

                                                                             Irena Sendler

Otra persona con una hazaña no menos sorprendente que la de Winton a sus espaldas es la de la polaca Irena Sendler, de 104 años. Esta mujer fue miembro activo del Consejo de Ayuda a los Judíos (Zegota), que visitaba a menudo el gueto de Varsovia. Aprovechando su condición de trabajadora social, logró sacar junto con sus compañeros a unos 2.500 niños que luego fueron trasladados a orfanatos polacos, familias y monasterios.
A los bebés les daban somníferos y los colocaban en pequeñas cajas con agujeros para que no se ahogaran, sacándolos luego del gueto en los vehículos en los que traían desinfectantes al campo de concentración. Algunos niños fueron sacados de ahí a través de los sótanos de las casas adyacentes al gueto. Con el mismo objetivo se utilizaban también las alcantarillas de drenaje. Otros niños fueron transportados en bolsas, cestas o cajas de cartón.

Sin embargo, su hazaña casi le costó la vida. El 20 de octubre de 1943 fue arrestada y llevada a la prisión Pawiak para ser ejecutada. Sin embargo, un grupo activistas clandestinos logró sobornar a los guardias de seguridad, si bien en los documentos oficiales figuró como ejecutada. Irena Sendler se escondió hasta el final de la guerra, y continuó ayudando a los niños judíos pese al riesgo que corría.


                                                                      Chiune Sugihara
Otro caso destacado de altruismo en tiempos de guerra es el del diplomático japonés Chiune Sugihara, 
que se desempeñó como cónsul del Imperio Japonés en Lituania durante la Segunda Guerra Mundial. Aprovechando la jerarquía de su cargo, terminó convirtiéndose en la esperanza de 6.000 refugiados que trataban de huir de la brutalidad nazi. A pesar de que no le dieron autorización para tramitar visados japoneses a los judíos, Sugihara lo hizo poniendo en riesgo su carrera y la seguridad de su familia.
En 1946 el diplomático fue despedido del servicio exterior, debido a que su noble acción fue considerada un acto de desobediencia, si bien después pasó a ser considerado un héroe nacional.
Estos tres ejemplos son testimonio de que existen hombres y mujeres que, sin esperar nada a cambio, imparten justicia en tiempos de horror y adversidad poniendo en juego su propia vida. Sin estas historias de valor y coraje, que marcaron la diferencia en una época gobernada por el odio y la supremacía racial, el número de víctimas del Holocausto, que costó la vida a entre 5,6 y 6,3 millones de personas,
 habría sido aún mayor. 
En 1941 Sugihara sirvió como cónsul general en Praga, Checoslovaquia, en Königsberg y en la legación de Bucarest, Rumania. Cuando las tropas rusas entraron en Rumania, las tropas soviéticas encarcelaron a Sugihara y a su familia en un campo de prisioneros de guerra durante 18 meses.
 Los liberaron en 1946 y volvieron a Japón a través de la Unión Soviética vía el ferrocarril y el puerto Transporte-Siberianos de Nakhodka. En 1947 el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón le pidió que renunciara a su cargo diplomático. Algunas fuentes, incluyendo su esposa Yukiko Sugihara, han dicho que el Ministerio dijo que Sugihara fue despedido debido al incidente en Lituania. Cuando le preguntaron por qué arriesgó su carrera para salvar a la gente, él dijo un viejo refrán samurái, 
"El buen cazador no puede matar a un pájaro cuando este vuela a él en busca de refugio". El Ministerio publicó un documento el 24 de marzo de 2006 en el que se afirma que no había evidencia de una acción disciplinaria impuesta a Sugihara.
 El Ministerio dijo que Sugihara era uno de muchos diplomáticos que dimitieron voluntariamente, pero que eran "difícil de confirmar" los detalles de su dimisión individual. El Ministerio elogió la conducta de Sugihara en el informe, calificando su decisión de "valiente y humanitaria".
Últimos años
Sugihara se trasladó a Fujisawa en la prefectura de Kanagawa.
 Él comenzó a trabajar para una compañía de exportación como director general del intercambio militar del puesto de EEUU. Utilizando sus conocimientos de la lengua rusa, Sugihara se decidió a trabajar y vivir una existencia discreta en la Unión Soviética por 16 años, mientras que su familia permanecía en Japón. 
En 1968, Jehoshua Nishri, el líder económico de la embajada israelí en Tokio y uno de los beneficiarios de Sugihara finalmente le localizó y entraron en contacto con él.
 Nishri había sido un adolescente en 1940. Al año siguiente visitó Israel y fue saludado por el gobierno israelí. Los beneficiarios de Sugihara comenzaron a presionar para la inclusión en el monumento de Yad Vashem. En 1985 Chiune Sugihara fue concedido el honor del Justo entre las Naciones (hebreo: חסידי אומות העולם, translit. Khasidei Umot ha-Olam) por el gobierno de Israel.
 Sugihara estaba demasiado enfermo para viajar a Israel así que su esposa e hijo aceptaron el honor en su favor. Les dieron a Sugihara y a sus descendientes ciudadanía israelí perpetua.
 En el año 45, después de la invasión soviética de Lituania, le preguntaron por qué él lo hizo.
 Sugihara tuvo gusto de dar dos razones: una, estos refugiados eran seres humanos, y la otra, estos necesitaron simplemente ayuda. Sugihara murió el año siguiente, de julio el 31 de 1986.
 A pesar de la publicidad dada en Israel y otras naciones, él seguía siendo un desconocido virtual en su país de origen. Solamente cuando una gran delegación judía alrededor del mundo, incluyendo el embajador israelí en Japón, se presentó en su entierro hizo a sus vecinos descubrir lo que él había hecho.
 Siempre en el se recordar la frase que pronunciaba cuando le preguntaban por qué lo hizo.
 "Voy a Tener Que desobedecer a mi Gobierno.
 Pero si no lo hago yo estaría desobedeciendo a Dios"
                                                                               
                                         Gracias Carlos Ottenheimer por compartir.
                                         Un abrazo.  
                                                                                

   

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