https://www.youtube.com/watch?v=rTk22Q92IKM&list=RDrTk22Q92IKM&t=4
Cinco
siglos igual
León
Gieco
Soledad
sobre ruinas,
sangre en el trigo
rojo y amarillo,
manantial del veneno
escudo heridas,
cinco siglos igual.
sangre en el trigo
rojo y amarillo,
manantial del veneno
escudo heridas,
cinco siglos igual.
Libertad
sin galope,
banderas rotas
soberbia y mentiras,
medallas de oro y plata
contra esperanza,
cinco siglos igual.
banderas rotas
soberbia y mentiras,
medallas de oro y plata
contra esperanza,
cinco siglos igual.
En esta
parte de la tierra la historia se cayó
...como se caen las piedras
aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol
o están cerca del sol.
...como se caen las piedras
aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol
o están cerca del sol.
Desamor
desencuentro,
perdón y olvido
cuerpo con mineral,
pueblos trabajadores
infancias pobres,
cinco siglos igual.
perdón y olvido
cuerpo con mineral,
pueblos trabajadores
infancias pobres,
cinco siglos igual.
Lealtad
sobre tumbas,
piedra sagrada
Dios no alcanzó a llorar,
sueño largo del mal
hijos de nadie, cinco siglos igual.
piedra sagrada
Dios no alcanzó a llorar,
sueño largo del mal
hijos de nadie, cinco siglos igual.
Muerte
contra la vida,
gloria de un pueblo desaparecido
es comienzo,…
gloria de un pueblo desaparecido
es comienzo,…
En esta
parte de la tierra
la historia se cayó
como se caen las piedras
aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol
o están cerca del sol.
la historia se cayó
como se caen las piedras
aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol
o están cerca del sol.
Es
tinieblas con flores,
revoluciones
y aunque muchos no están,
nunca nadie pensó besarte los pies,
cinco siglos igual.
revoluciones
y aunque muchos no están,
nunca nadie pensó besarte los pies,
cinco siglos igual.
Compositores:
León Gieco
“Soy un alma indígena que habita un
cuerpo blanco” – Anónimo
El 12 de octubre celebra el triunfo del olvido.
Cinco siglos de una historia triste y abominable. Fue el 12 de octubre de 1492
cuando Cristóbal Colón piso tierra americana, cuando nuestra historia dejó de
escribirse. Él creyó estar en India y por eso llamo “indios” a quienes
habitaban estas tierras. Él creyó que descubría un nuevo mundo, al cual debía
colonizar, educar, saquear y reconvertir al cristianismo. Mató dioses, violó
culturas, prohibió lenguas y dialectos y puso fin a cientos de civilizaciones.
Nosotros, hijos de aquella tierra quemada e
infringida durante muchísimos años supimos festejar “El día de la raza”.
Agradecimos a Europa su conquista, el triunfo de su cultura sobre nuestra
infinidad de pueblos aborígenes. Nosotros que seguíamos llamando “indios” a
nuestros Pueblos Originarios. Nosotros que seguíamos agradeciendo al progreso y
que ahora rezamos a un tal Dios Padre.
Nosotros. ¿Qué celebramos el 12 de octubre? ¿De
qué “raza” hablamos? Fue hace algunos años donde comenzó a tomar forma una
fuerza crítica que comenzó a cuestionar toda esa historia que por años nos
enseñaron en las escuelas. No fue hasta mucho que nos persuadimos de que acá no
había ni indios, ni pobreza, ni ignorancia. Cristóbal Colón, como un nombre que
reúne a todo el proceso colonizador, no descubrió nada. Y fue en el 2010 cuando
dejamos de festejar el “Día de la raza” para comenzar a reflexionar sobre la
“diversidad cultural” que habita nuestros suelos. Incluso muchos países de
Latinoamérica ahora festejan el 11 de octubre como el último día de la libertad
americana. Mientras, en España el “Día de la hispanidad” brinda por el despojo
y el abuso, incluso en el lenguaje.
Y por más coherente que suene, aún la consciencia
latinoamericana no termina de despertarse. Aún seguimos durmiendo en el
letargo del eurocentrismo que nos impide pensarnos como tierra independiente.
Actualmente buena parte de la población sigue nombrando como “indio” a todo
indígena americano cuando el colectivo que nuclea a todas nuestras etnias es el
de Pueblos Originarios. Y originarios por haber sido ellos los primeros en
poblar las infinitas tierras americanas. Y originarios, también, por haber sido
los primeros en haber sufrido las consecuencias de la corona. ¡Qué poco sabemos
de aquellos que habitaron nuestra tierra ancestralmente! Los manuales de
escuela los siguen retratando como personajes a los desnudos cubiertos de
harapos que vivían de cazar pescados, pero… qué sabemos de sus dioses,
de su medicina, de su forma de organizarse, de sus chamanes, de sus ritos.
Nada. En cambio, sabemos los nombres de la familia real española, sabemos la
capital de la mayoría de los países europeos, sabemos de su cine, de su música,
de sus crisis. Si bien los lazos con la corona se cortaron hace más de
200 años, nuestros ojos siguen mirando a España. Europa sigue siendo
nuestro nuevo mundo. Nada sabemos de nuestro continente, pero tanto sabemos de
aquel. Viajar por Europa es incluso más fácil que viajar por Centroamérica y es
así, porque consumimos más de afuera que de Latinoamérica, sabemos de las
compañías aéreas de bajo costo de Europa pero nada de Guatemala, por ejemplo.
Los medios de comunicación siguen ocupando un rol fuerte en esta conquista del
primer mundo.
Todavía hoy sufrimos las consecuencias de aquella
invasión. A pesar de todas las riquezas que saquearon de nuestro continente,
los países latinoamericanos debemos pagar una deuda externa a los que nos
colonizaron. No por nada, Colón en su diario de viaje, escribió 139 veces la palabra
oro.
Hoy, nuestras pieles son de color claro y nuestro
cabello es rubio. Nuestros apellidos son españoles e italianos. Hoy hablamos
español y las lenguas autóctonas están en peligro de extinción. América fue la
región con más dialectos y lenguas en la historia y hoy solo se cuentan con los
dedos de las manos.
Hoy, nosotros tenemos ciudadanía europea y de
nuestros antepasados sólo sabemos que andaban desnudos y con lanzas en la mano.
Nos impusieron dioses, idiomas y una cultura llena de significados que
nos son ajenas. Descubrir no es sinónimo de colonizar, invadir ni
saquear. Nos colonizaron por ser libres en nuestra tierra.
Y cómo dice Eduardo Galeano: “Del
Potomac al Río de la Plata, los esclavos edificaron la casa de sus amos, talaron
los bosques, cortaron y molieron las cañas de azúcar, plantaron algodón,
cultivaron cacao, cosecharon café y tabaco y rastrearon las causes en busca de
oro. ¿A cuántas Hiroshimas equivalieron sus exterminios sucesivos?”
http://www.proyecto-kahlo.com/2014/11/cinco-siglos-igual/
Un abrazo.
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