viernes, 3 de mayo de 2013

Informe Museo Blanes .... y El Fantasma del Museo Blanes.

                                                                         
 
Extraído de la red.
 
El Fantasma del Museo Blanes
El edificio que ocupa el Museo Blanes pertenece al período del siglo XIX.
 El ingeniero Juan Alberto Capurro, formado en el Politécnico de Turin, diseñará en 1870, para quien era entonces el propietario del predio,
el Dr. Juan Bautista Raffo, una villa "palladiana"
 y el jardín se organizará de acuerdo a las pautas de la paisajística francesa. Valiosas especies vegetales, aún hoy en pie, irán conformando un pequeño parque. Pocos años después, el lugar se vincula a peculiares figuras de la sociedad montevideana.
En 1872 es adquirida por Clara García de Zúñiga, quien gustó escandalizar
 a la "aldea" con sus desplantes amorosos, naciendo allí, en 1875,
su hijo Roberto de las Carreras, el célebre dandy del novecientos.
Cansado de los continuos amoríos de Clara , su marido manda construir
 el altillo que se aprecia en la foto y encierra ahí a su esposa.
Clara permanece encerrada en ese altillo años sin poder salir ,
 por lo que se enajenó mentalmente, y aunque en un par de ocasiones
 logró escapar, fue recapturada y murió en ese mismo lugar.
En 1929 la municipalidad adquiere la villa a sus últimos propietarios,
 la familia Morales, para destinarla a museo, encargando al arquitecto Eugenio Baroffio las obras de reforma y ampliación.
Baroffio mantiene y continúa el lenguaje ecléctico historicista del diseño original, dejando intacto el cuerpo frontal del edificio y construyendo dos grandes salas posteriores con un claustro porticado entre ambas.
El edificio es Monumento Histórico Nacional desde 1975,
y hoy un testimonio vivo de aquellas villas de fin de siglo, rodeado del denominado Jardín de los Artistas.
Pero lo mas escalofriante del caso es lo que relato a continuación.
Luego de convertida en Museo en la casona empezaron a suceder extraños fenómenos.
Cuadros que se caían de las paredes, mobiliario que aparecía corrido de lugar , ventanas que se abrían solas y portazos inesperados.
Y lo que mas les helaba la sangre a los funcionarios del museo eran los sonidos hechos por el piano, como si alguien invisible lo estuviese tocando
Los empleados del lugar se dieron cuenta que estos fenómenos se sucedían cada vez que cambiaban el cuadro de Clarita de lugar ( el que aparece en las primeras fotos ,
 y que fue pintado por el mismísimo Blanes ) para las diferentes exposiciones.
Se decidió dejar entonces el cuadro en el lugar original y no volverlo a tocar.
Hablando con la empleada de la biblioteca , me contó que no solo no lo mueven ,
sino que tampoco lo tocan , pues quien lo hace alguna desgracia sufre.
También se dice que cuando algún caballero buen mozo pasa
frente
 al cuadro , los pícaros ojos de Clarita lo siguen .
Es muy curioso el efecto que produce la mirada de la dama en cuestión ,
 y no solo personalmente . Fijen su vista en el cuadro durante un rato y verán la extraña sensación que produce.
Al día de hoy cuando se inaugura alguna exposición nueva,
 al otro día algún cuadro aparece en el piso.
Según dicen es solo otra picardía de Clarita , que aburrida como está decide jugarle bromas a los serenos del Museo,
 que ya a esta altura se la toman en solfa y al reponer el cuadro en su lugar , reprenden a Clarita , como si ya fuese una vieja amiga.
                                      Gracias  José Carlos Cuadro por compartir el texto, muy interesante.
                                      Buen fin de semana.
                                     Un abrazo.
                                                                                      
 

                                                                                         
 

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