lunes, 24 de marzo de 2014

UN CANTO ANTES DE MORIR (EL CISNE)

                                                                            
                                                                                 
                                           https://www.youtube.com/watch?v=3107pETih1I
                                                                               



Un Canto antes de morir

Todos los animales, incluido el hombre, poseen, además de rasgos físicos y orgánicos particulares, ciertas características que los diferencian del resto. Cada uno tiene su carácter que lo identifica tanto en sus costumbres gastronómicas como de sus ritos de apareamiento así como de sus formas de expresar miedo, alegría, tristeza o rencor.
Cuando era niño me contaron de una peculiar historia acerca de un grupo de cisnes que vivía en un desolado lago de Alaska. Los cisnes con su peculiar plumaje de albura total y su pico rojo “infierno”, como le llamaban los nativos del lugar, además de su cuello estilizado hacían de estas criaturas una presa perfecta para historias  y leyendas falsas acerca de ellos, pero esta, a pesar de ser yo muy escéptico me pareció fantásticamente real.
 Se acercaba ya el famoso idilio de los cisnes de esa región, que como cosa peculiar solo cortejaban a su pareja una vez al año. Los cisnes son animales monógamos, o que solo tienen una pareja en la vida, y por lo tanto, durante este periodo del año se esfuerzan por encontrar su media naranja y su pareja para toda la vida. Siempre hay cisnes que no encuentran su pareja en esta época, y este fue el caso del cisne “azul” como le llamaban, por el asombroso color que reflejaba de la luz de la luna durante la noche. Había pasado el cortejo y él no había logrado encontrar pareja para la caída de la noche y eso lo había puesto muy deprimido y triste pues sus compañeros lo rechazaban y se burlaban de él. Con lágrimas en sus ojos y un sentimiento de inferioridad con respecto de sus compañeros, las lagrimas del cisne llamaron la atención de una fabulosa y esplendida “Hada madrina de las ciruelas” que sólo acudía al auxilio de las almas afligidas de ciertos animales que ella percibía tenían un sentimiento real y sincero acerca de su situación. Estando el cisne azul flotando en un pantano aislado vio como majestuosamente bajaba de la luna una sombra tenue con forma de ciruela y una corona en la punta, y que se dirigía directo hacia él como con un signo de interrogación en la mano para preguntarle que le sucedía y a qué se debían esas lagrimas que su rostro tanto entristecían. Ella le dijo: “tranquilo no temas, soy el Hada de las ciruelas y vengo a ayudarte”.  El tenia miedo de ver esa horrible silueta en forma de ciruela en su triste pantano, pero se armó de valor y entre dientes le contó: “hoy era el gran y esperado día del cortejo en el que escogemos a nuestras parejas y decidimos con quien queremos pasar el resto de nuestras vidas. El problema es que yo no encontré pareja para mí y no sé que tanta suerte tendré si espero hasta el año próximo ya que para el año siguiente estará la nueva generación y nadie querrá estar con este fracasado y viejo cisne, yo lo único que quiero es amar y ser amado.” El Hada, al percibir su sentimiento de amargura le prometió una pareja y frente a sus ojos el cisne vio cómo, del fondo del pantano sacaba un chipuste de lodo y empezaba a moldearlo, como alfarero, y creaba del lodo una hermosa y resplandeciente cisne que a pesar de estar inerte ya transmitía ese sentimiento de amor que el cisne deseaba sentir con todo su corazón. Lo único que faltaba era darle vida y para eso le abrió la boca y la alimento con una ciruela mágica que hizo que ella rápidamente empezara a moverse y sentir vida. Después de despertar, el Hada le dijo a la cisne: “he aquí te presento tu nueva pareja”.
II
 En pareja, los dos cisnes se acariciaban e introducían alternadamente sus cabezas en el agua y llevaban a cuestas sus crías. La feliz pareja entre los árboles mostraban su plumaje uno al otro y se demostraban cariño al volar sincronizada y estilísticamente por encima del lago y el pantano y sus alas producían ese sonido seseante  que lo caracterizaban. El amor que esta pareja de cisnes se tenían, lo demostraban con todas estas características y sus compañeros que tanto se burlaban de él ahora le tenían envidia porque el amor que ellos tenían con su pareja era grande pero no tanto como la pareja del cisne azul. Así paso el tiempo y llegaron a 40 años, los cisnes más longevos que se conocen en la historia de Alaska, y dieron a luz muchas generaciones de cisnes y su amor siempre permaneció firme y sin decaer.
 Pero llego el día en que el Cisne “Azul” cantaría por primera y última vez y rompería ese mutismo de toda la vida para deleitarse en su último majestuoso acto durante la vida para despedirse de esta vida de forma honorable. Este último canto del cisne azul se oía hacia 5 o tal vez 6 km. De distancia, al inicio se parecía a la música de un corno; luego, cuando la muerte se acercaba, el sonido cambiaba misteriosamente y se asemejaba al tañer de unas campanas graves. El canto del cisne antes de morir no es sólo sonido, es un conjunto de armonías que se parecen de pronto a un lamento triste y después a un himno fervoroso y pleno de alegría. Esto sin duda es lo que identifica al cisne en uno de sus lados más conmovedores: el amor y la fidelidad.
 Las lágrimas de la pareja caen lentamente sobre el agónico cuerpo del cisne azul y este lagrima con lagrima recuerda casi instantáneamente los momentos mas importantes de su vida al lado de su pareja y hacen recordarle lentamente y fuertemente cuanto le debe a esa Hada que se preocupó tanto por él y le dio recuerdos tan hermosos de su vida al lado de esta cisne. Las ultimas palabras que este quisiera darle al mundo serían “gracias por mi vida, mi amor y mi destino”. Los demás cisnes al oír ese hermoso canto saben que la hora de su compañero ha llegado y se acercan lenta y respetuosamente alrededor del cadáver, no para el cadáver sino para mostrarle a la pareja que están con ella y demostrarle su dolor mediante su compañía. El trueno y silencio absoluto del lago indican el luto de que el cisne de tan remarcada historia ha muerto empapado en lágrimas de su pareja y fuertes lamentos de impotencia de tantos hijos que vio nacer y tantas generaciones que poco a poco aprendieron a respetarle como autoridad mayor entre los cisnes más grandes de la historia. La pareja y los demás cisnes se alejan silenciosamente del lugar dejando atrás el cadáver. El grupo de cisnes se retira hacia el sur, pero la pareja se aleja del grupo y se retira al este a meditar con el sol, la luna y las estrellas el por qué seguir viviendo sin el amor de su vida.
  
 Se dice que semanas mas tarde todavía se oía el lamento de la pareja del gran cisne azul llorando tristemente a la orilla del pantano aislado donde lo conoció, mientras el viento se lleva sus lamentos el corazón se le desgarra cada día mas y mas hasta que un día el silencio se apodera del lugar y el mutismo del lago regresa, esa es la ultima vez que se sabe de la pareja del Cisne “Azul”.
 Algunos dicen que su espíritu aun sigue merodeando por el lago tratando, siquiera por una vez más, acariciar el rostro de su amado o tan solo escuchar el chapaleteo de sus alas en el agua. Otros dicen que de tantas lágrimas que derramo llego el día que empezó a derramar lágrimas de lodo y así poco a poco su cuerpo se fue desintegrando hasta que de último su corazón llego a convertirse en el lodo de donde vino. Otros, un tanto mas supersticiosos, dicen que en la piedra donde derramo sus ultimas gotas de lodo casi con sangre y donde después murió, aun persiste el sentimiento de tristeza y cada año, en el único cortejo de los cisnes, los lamentos de la cisne se oyen entre el agua y el viento, casi imperceptible pero triste, este impresionante llanto fantasmal hace que la llama de amor de estos dos cisnes permanezca inmortal y su recuerdo se haga escuchar por muchas mas generaciones de las que vieron nacer.
 Las tribus que viven en la región del lago han contado esta historia de generación en generación hasta que me la contaron a mí en forma de leyenda, pero pienso que todo inicio de una leyenda tiene algo de realidad. Mientras, yo seguiré transmitiendo esta historia para que cada vez mas gente se identifique con ella y el amor incondicional de estos cisnes sea un ejemplo del sentimiento que nosotros y los demás seres vivos podemos llegar a tener si tan solo, tan solo queramos a esa persona tal y como es. Podemos ser muy diferentes a los demás seres vivos en ritos, formas de expresarnos y formas de pelear por los sueños, pero una cosa tenemos todos en común: el amor.  
                                                           
                                      Extraído de la red.
                                                                           


                                                                     

                                               

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