https://www.youtube.com/watch?v=3107pETih1I
Un Canto antes de
morir
Todos los
animales, incluido el hombre, poseen, además de rasgos físicos y orgánicos
particulares, ciertas características que los diferencian del resto. Cada uno
tiene su carácter que lo identifica tanto en sus costumbres gastronómicas como
de sus ritos de apareamiento así como de sus formas de expresar miedo, alegría,
tristeza o rencor.
Cuando
era niño me contaron de una peculiar historia acerca de un grupo de cisnes que
vivía en un desolado lago de Alaska. Los cisnes con su peculiar plumaje de
albura total y su pico rojo “infierno”, como le llamaban los nativos del lugar,
además de su cuello estilizado hacían de estas criaturas una presa perfecta
para historias y leyendas falsas acerca
de ellos, pero esta, a pesar de ser yo muy escéptico me pareció fantásticamente
real.
Se
acercaba ya el famoso idilio de los cisnes de esa región, que como cosa
peculiar solo cortejaban a su pareja una vez al año. Los cisnes son animales
monógamos, o que solo tienen una pareja en la vida, y por lo tanto, durante
este periodo del año se esfuerzan por encontrar su media naranja y su pareja
para toda la vida. Siempre hay cisnes que no encuentran su pareja en esta
época, y este fue el caso del cisne “azul” como le llamaban, por el asombroso
color que reflejaba de la luz de la luna durante la noche. Había pasado el
cortejo y él no había logrado encontrar pareja para la caída de la noche y eso
lo había puesto muy deprimido y triste pues sus compañeros lo rechazaban y se
burlaban de él. Con lágrimas en sus ojos y un sentimiento de inferioridad con
respecto de sus compañeros, las lagrimas del cisne llamaron la atención de una
fabulosa y esplendida “Hada madrina de las ciruelas” que sólo acudía al auxilio
de las almas afligidas de ciertos animales que ella percibía tenían un
sentimiento real y sincero acerca de su situación. Estando el cisne azul
flotando en un pantano aislado vio como majestuosamente bajaba de la luna una
sombra tenue con forma de ciruela y una corona en la punta, y que se dirigía
directo hacia él como con un signo de interrogación en la mano para preguntarle
que le sucedía y a qué se debían esas lagrimas que su rostro tanto
entristecían. Ella le dijo: “tranquilo no temas, soy el Hada de las ciruelas y
vengo a ayudarte”. El tenia miedo de ver
esa horrible silueta en forma de ciruela en su triste pantano, pero se armó de
valor y entre dientes le contó: “hoy era el gran y esperado día del cortejo en
el que escogemos a nuestras parejas y decidimos con quien queremos pasar el
resto de nuestras vidas. El problema es que yo no encontré pareja para mí y no
sé que tanta suerte tendré si espero hasta el año próximo ya que para el año
siguiente estará la nueva generación y nadie querrá estar con este fracasado y
viejo cisne, yo lo único que quiero es amar y ser amado.” El Hada, al percibir
su sentimiento de amargura le prometió una pareja y frente a sus ojos el cisne
vio cómo, del fondo del pantano sacaba un chipuste de lodo y empezaba a
moldearlo, como alfarero, y creaba del lodo una hermosa y resplandeciente cisne
que a pesar de estar inerte ya transmitía ese sentimiento de amor que el cisne
deseaba sentir con todo su corazón. Lo único que faltaba era darle vida y para
eso le abrió la boca y la alimento con una ciruela mágica que hizo que ella
rápidamente empezara a moverse y sentir vida. Después de despertar, el Hada le
dijo a la cisne: “he aquí te presento tu nueva pareja”.
II
En pareja, los dos cisnes se acariciaban e
introducían alternadamente sus cabezas en el agua y llevaban a cuestas sus
crías. La feliz pareja entre los árboles mostraban su plumaje uno al otro y se
demostraban cariño al volar sincronizada y estilísticamente por encima del lago
y el pantano y sus alas producían ese sonido seseante que lo caracterizaban. El amor que esta
pareja de cisnes se tenían, lo demostraban con todas estas características y
sus compañeros que tanto se burlaban de él ahora le tenían envidia porque el
amor que ellos tenían con su pareja era grande pero no tanto como la pareja del
cisne azul. Así paso el tiempo y llegaron a 40 años, los cisnes más longevos
que se conocen en la historia de Alaska, y dieron a luz muchas generaciones de
cisnes y su amor siempre permaneció firme y sin decaer.
Pero
llego el día en que el Cisne “Azul” cantaría por primera y última vez y
rompería ese mutismo de toda la vida para deleitarse en su último majestuoso
acto durante la vida para despedirse de esta vida de forma honorable. Este
último canto del cisne azul se oía hacia 5 o tal vez 6
km. De distancia, al inicio se parecía a la música de un
corno; luego, cuando la muerte se acercaba, el sonido cambiaba misteriosamente
y se asemejaba al tañer de unas campanas graves. El canto del cisne antes de
morir no es sólo sonido, es un conjunto de armonías que se parecen de pronto a
un lamento triste y después a un himno fervoroso y pleno de alegría. Esto sin
duda es lo que identifica al cisne en uno de sus lados más conmovedores: el
amor y la fidelidad.
Las
lágrimas de la pareja caen lentamente sobre el agónico cuerpo del cisne azul y
este lagrima con lagrima recuerda casi instantáneamente los momentos mas
importantes de su vida al lado de su pareja y hacen recordarle lentamente y
fuertemente cuanto le debe a esa Hada que se preocupó tanto por él y le dio
recuerdos tan hermosos de su vida al lado de esta cisne. Las ultimas palabras
que este quisiera darle al mundo serían “gracias por mi vida, mi amor y mi
destino”. Los demás cisnes al oír ese hermoso canto saben que la hora de su
compañero ha llegado y se acercan lenta y respetuosamente alrededor del
cadáver, no para el cadáver sino para mostrarle a la pareja que están con ella
y demostrarle su dolor mediante su compañía. El trueno y silencio absoluto del
lago indican el luto de que el cisne de tan remarcada historia ha muerto
empapado en lágrimas de su pareja y fuertes lamentos de impotencia de tantos
hijos que vio nacer y tantas generaciones que poco a poco aprendieron a
respetarle como autoridad mayor entre los cisnes más grandes de la historia. La
pareja y los demás cisnes se alejan silenciosamente del lugar dejando atrás el
cadáver. El grupo de cisnes se retira hacia el sur, pero la pareja se aleja del
grupo y se retira al este a meditar con el sol, la luna y las estrellas el por
qué seguir viviendo sin el amor de su vida.
Se dice que
semanas mas tarde todavía se oía el lamento de la pareja del gran cisne azul
llorando tristemente a la orilla del pantano aislado donde lo conoció, mientras
el viento se lleva sus lamentos el corazón se le desgarra cada día mas y mas
hasta que un día el silencio se apodera del lugar y el mutismo del lago
regresa, esa es la ultima vez que se sabe de la pareja del Cisne “Azul”.
Algunos dicen
que su espíritu aun sigue merodeando por el lago tratando, siquiera por una vez
más, acariciar el rostro de su amado o tan solo escuchar el chapaleteo de sus
alas en el agua. Otros dicen que de tantas lágrimas que derramo llego el día
que empezó a derramar lágrimas de lodo y así poco a poco su cuerpo se fue
desintegrando hasta que de último su corazón llego a convertirse en el lodo de
donde vino. Otros, un tanto mas supersticiosos, dicen que en la piedra donde
derramo sus ultimas gotas de lodo casi con sangre y donde después murió, aun
persiste el sentimiento de tristeza y cada año, en el único cortejo de los
cisnes, los lamentos de la cisne se oyen entre el agua y el viento, casi
imperceptible pero triste, este impresionante llanto fantasmal hace que la
llama de amor de estos dos cisnes permanezca inmortal y su recuerdo se haga
escuchar por muchas mas generaciones de las que vieron nacer.
Las tribus
que viven en la región del lago han contado esta historia de generación en
generación hasta que me la contaron a mí en forma de leyenda, pero pienso que
todo inicio de una leyenda tiene algo de realidad. Mientras, yo seguiré
transmitiendo esta historia para que cada vez mas gente se identifique con ella
y el amor incondicional de estos cisnes sea un ejemplo del sentimiento que
nosotros y los demás seres vivos podemos llegar a tener si tan solo, tan solo
queramos a esa persona tal y como es. Podemos ser muy diferentes a los demás
seres vivos en ritos, formas de expresarnos y formas de pelear por los sueños,
pero una cosa tenemos todos en común: el amor.
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