EL MANIFIESTO
AMBIENTAL DE NOAH SEALTH
En el año 1854
el jefe indio Noah Sealth respondió de una forma muy especial
a la
propuesta del presidente Franklin Pierce de los EE.UU.
para crear una reserva
india y acabar con los enfrentamientos entre indios y blancos.
Suponía el despojo de las tierras indias.
Noah Sealth,
con su respuesta al presidente,
creó el primer
manifiesto en defensa del medio ambiente y la naturaleza
que ha perdurado en el
tiempo.
El jefe indio
murió el 7 de junio de 1866 a la edad de 80 años.
Su memoria ha quedado en el tiempo y sus
palabras continúan vigentes.
He aquí unos fragmentos…
“… El gran
jefe de Washington envió palabras de que desea comprar nuestra tierra.
El gran jefe también nos envió palabras de
amistad y buenos deseos.
Nosotros
consideramos su oferta; sabemos que de no hacerlo así el hombre blanco
puede venir con pistolas a quitarnos nuestra
tierra.
El gran jefe
Sealth dice:
“El gran jefe
de Washington puede contar con nosotros sinceramente,
como nuestros
hermanos blancos pueden contar el regreso de las estaciones.
Mis palabras
son inmutables como las estrellas
¿Como se puede
comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra?
Dicha idea nos es
desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las
aguas,
¿como podrán ustedes comprarlos?
Cada parcela
de esta tierra es sagrada para mi pueblo.
Cada brillante
mata de pino, cada grano de arena en las playas,
cada gota de
rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto,
es sagrada a la memoria y el pasado de mi
pueblo.
Los muertos
del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden
sus paseos
entre las estrellas, en cambio nuestros muertos nunca pueden olvidar
esta
bondadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas.
Somos parte de la tierra y asimismo ella es
parte de nosotros.
Las flores perfumadas son nuestras hermanas;
el venado, el
caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos.
Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del
caballo y el hombre,
todos pertenecemos a la misma familia.
Por todo ello,
cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje
de que quiere comprar nuestras tierras, nos
esta pidiendo demasiado.
También el
Gran Jefe nos dice que nos reservara un lugar en el que podemos vivir
confortablemente entre nosotros.
El se convertirá en nuestro padre, y nosotros en sus hijos.
Por ello
consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras.
Ello no es
fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.
El agua
cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua,
sino que también representa la sangre de
nuestros antepasados …
… Los ríos son nuestros hermanos y sacian
nuestra sed;
Son portadores
de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos.
Si les vendemos nuestras tierras, ustedes
deben recordar y enseñarles a sus hijos
que los ríos son nuestros hermanos y
también los suyos, y por lo tanto,
deben tratarlos con la misma dulzura con que
se trata a un hermano.
Sabemos que el
hombre blanco no comprende nuestro modo de vida.
El no sabe
distinguir entre un pedazo de tierra y otro,
ya que es un extraño que llega de noche y toma
de la tierra lo que necesita.
La tierra no es su hermana, sino su enemiga y
una vez conquistada sigue su camino.
Trata a su
madre, la Tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran,
se explotan y
se venden como ovejas o cuentas de colores.
Su apetito
devorara la tierra dejando atrás solo un desierto.
No existe un
lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco,
ni hay sitio
donde escuchar como se abren las hojas de los árboles
en primavera o como aletean los insectos.
Pero quizás
también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada.
El ruido de
las ciudades del hombre blanco parece insultar nuestros oídos.
Y, después de todo, ¿Para que sirve la vida,
si el hombre no puede escuchar el grito solitario
de los pájaros ni las discusiones nocturnas de las
ranas al borde de un estanque?
Soy un piel
roja y nada entiendo.
Nosotros preferimos el suave susurro del
viento sobre la superficie de un estanque,
así como el olor de ese mismo viento
purificado por la lluvia del mediodía
o perfumado con aromas de pinos.
El aire tiene
un valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres comparten un mismo
aliento – el animal, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire.
Enseñen a sus
hijos que la tierra es nuestra madre.
Todo lo que le
ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra.
Si los hombres escupen en el suelo, se escupen
a si mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al
hombre; el hombre pertenece a la tierra.
Esto sabemos.
Todo va enlazado, como la sangre
que une a una familia.
Todo va
enlazado.
Todo lo que le
ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra.
El hombre no tejió la trama de la vida; el es
solo un hilo.
Lo que hace
con la trama se lo hace a si mismo.
Después de
todo, quizás seamos hermanos.
Ya veremos.
Sabemos una cosa que quizás el
hombre blanco descubra un día:
Nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes pueden pensar ahora que El les
pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras
les pertenezcan; pero no es
así.
El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte
por igual entre
el piel roja y el hombre blanco...
… También los
blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus.
Contaminan sus lechos y una noche perecerán
ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes
caminarán hacia su destrucción,
rodeados de gloria, inspirados por la fuerza de
Dios que los trajo a esta tierra
y que por algún designio especial les dio
dominio sobre ella y sobre la piel roja.
Ese destino es un misterio para nosotros, pues
no entendemos por que se exterminan
los búfalos, se doman los caballos salvajes,
se saturan los rincones secretos de los bosques
con el aliento de tantos hombres y se atiborra
el paisaje de las exuberantes
colinas con cables parlantes …
¿Donde esta el matorral? Destruido.
¿Donde esta el águila? Desapareció...
Así la esencia
de la vida comenzará a extinguirse.
Terminará la
vida y comenzará la subsistencia…”
Estas
bellas palabras son un grito ancestral.
El Hombre
necesita recobrar su sentido de unidad con la vida y consigo mismo,
y desde ella
comenzar a construir un Mundo no solo nuevo sino mejor .
Anónimo.
Un abrazo.
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