Me
encanta ir a la montaña y me encanta la cerca que está
adonde vivo.
A veces, cuando las cosas se ponen difíciles tengo que recordar en reponerme
y poner distancia, volver a la naturaleza.
Y caminando entre las flores silvestres o incluso tirarme sobre
la hierba
mirando las nubes como
se mueven grises azuladas
(cuando es un día muy nublado tienes
que concentrarte un poco para ver el movimiento de las nubes) me
recuerda que soy una pequeña criatura, un
ser humano.
Cual quiera sean las decisiones que tome todo lo demás pasa.
¿Debo quedarme quieta y no hacer nada?
Tengo los años necesarios
para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
para hacer lo que quiero,para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Debes saber que, como el viento, como la lluvia, como el oxígeno, tus pensamientos llegan a todas partes. ¿No es una alegría? La prueba está aquí. Han llegado hasta mi entorno. Mira cuán grande y sonoro es el universo. Ya te hice un comentario en la entrada sobre la magia del xilófono del bosque japonés con el tema "Jesús, que perdure la alegría", de J.S. Bach. Seguiré leyendo tu blog. ¡Suerte, la mejor de todas las suertes!".
ResponderEliminarCAMILO
opinionvoice2000@yahoo.com
Interesante tu reflexión. Invita a pensar. Disfruto leerte. Besos. MARIA JOSÉ.
ResponderEliminar