jueves, 4 de octubre de 2012

El hombre manipulado.



Hacia 1970 algunos sicólogos alemanes estudiosos de los efectos de la comunicación colectiva, sostenían que el hombre moderno es un ser manipulado por diversos fenómenos culturales que afectan su personalidad y su manera cotidiana de pensar y actuar.
Esta manipulación –decían- nace desde el hogar, prosigue en la educación formal, y se afianza a través de los mensajes de la comunicación social con el tsunami de desinformación, publicidad y propaganda con que nos bombardean cada segundo y que constituye la parte esencial de lo que llamamos “educación informal”.
“En realidad –decían- la manipulación comienza desde el día en que nacemos, cuando se nos obliga a profesar una religión y practicar tradiciones y costumbres aún antes de llegar a tener uso de razón. Los niños crecen dentro de los cánones sociales y culturales de sus padres que son los que deciden, entre todas las cosas, que educación van a dar al vástago, alterando así su futuro libre albedrío. Por lo general, en la clase pudiente, el menor es obligado a formarse en centros de educación seleccionados por sus padres, en los que recibe una enseñanza planeada y diseñada por técnicos y expertos QUE SATISFACEN A SUS PROGENITORES.
El panorama es casi igual en muchas universidades que, en lugar de ser centros para liberar el pensamiento, son casas dedicadas a fabricar fieles servidores manipulados del gran capital nacional e internacional. Si existe el “lavado de dólares” aquí se practica el “lavado de cerebros” y muchos de los mejores alumnos son los que más se acoplan al proceso enajenante.
La vorágine manipuladora que nos envuelve no tiene límites. Ya a mediados del siglo pasado se ensayaba en EU procedimientos de “publicidad subliminal”. Se anunciaba, entonces, la posibilidad de aprender idiomas durante el sueño, o de inducir a las personas a la ejecución de actos desde su inconsciente. Se cuestionaba si lo subliminal era un procedimiento contrario a la moral y a la ética, sin embargo hoy se practica, perfeccionado y sin cortapisas, en muchas partes del mundo.
Los nuevos procesos cibernéticos han establecido métodos que superan en mucho a lo subliminal, en tanto que hoy existen empresas que venden información sobre cualquier ser humano del planeta. Ellas saben quien sos, donde vives, que haces, cuál es tu nivel de educación, tu credo político, tu salud, tu familia, religión, profesión y sobre todos tus hábitos de consumidor y ente político.
Se puede hablar así de un gigantesco negocio con la vida privada, y sí afirman sin ninguna pena, ni ética, que la manipulación de datos es para fines comerciales, recordemos que en el mundo “del gran bisne” la información sirve para todos los fines. Como los dólares, se lava y se vende al mejor postor.
Pero no creas que la manipulación es problema del siglo pasado, durante toda la historia de la humanidad “civilizada” el hombre ha sufrido este tipo de compulsión. Siempre el más fuerte trata de convertir en esclavo de servicios múltiples a los más débiles. Y esto lo hace por medio de la “razón” o lo más fácil, por la fuerza del terror, la enajenación, el crimen, el engaño y el temor.
Los periodistas tienen una gran responsabilidad ética y profesional frente a los procesos de manipulación y enajenación. La comunicación social deformada y manipulada se dirige, con objetivos firmes de forma y fondo, a convertirnos en entes nacidos para el consumo de vanidades, personas crédulas, fanáticas, triviales, viciosas, egoístas, maniqueas y fundamentalistas. Humanos de “cabeza hueca” como la bella muñeca Barbie.
Podemos imaginar que, al sufrir los efectos de la manipulación, la dura madre del cerebro se convierte en una capa de duro cemento, impenetrable a cualquier pensamiento liberador y, por otra parte, mantiene en pétreo encierro las posibles ideas internas que le permitirían al hombre romper esa costra y liberarse.
Se manipula y enajena ejerciendo el periodismo de escarnio, el periodismo politiquero, el periodismo del insulso glamur, amarillista, ventajista, mentiroso, banal, escatológico, camandulero, venadero, cínico, soez, charlatán, de farándula, pasarela y figureo. Un periodismo corrupto de antivalores.
PIENSA...
Mario Fulvio Espinosa
* Catedrático de Periodismo
 NOTA PERSONAL

Desde distintos estamentos de nuestra sociedad, personas comprometidas y despiertas nos están intentando decir de la manipulación a la que somos sometidos constantemente.
Estamos muy dormidos, ya sea por cansancio vital, mental, psíquico, espiritual...nos conformamos, y a duras penas, con sobrevivir, y no vivir la Vida, porque cuando se vive la vida es cuando uno está totalmente consciente.
Salgamos de este sueño pernicioso manipulador, y escuchemos a estas antorchas de luz, camufladas en distintos disfraces, que nos están sacudiendo fuerte para que nos demos cuenta de que ha llegado el momento de pararse, observar, abrir bien los ojos y tomar cada cual la rienda de su propio destino.
 Gracias Liliana Kamisky por compartir.
Un abrazo.
 


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