Al tomarla en mis manos sentí emoción, es el mejor
regalo que me dio mi abuelo.
Con cuidado de la misma forma que aparecen las caricias, la saqué del estuche de gamuza azul, estaba intacta, pese al tiempo transcurrido el mango conservaba el brillo original.
Con cuidado de la misma forma que aparecen las caricias, la saqué del estuche de gamuza azul, estaba intacta, pese al tiempo transcurrido el mango conservaba el brillo original.
En ese instante comprendí que la lupa me permitiría
observar las pequeñas cosas en el tamaño que quisiera.
Busqué escritos casi borrados por el tiempo que nos
escribíamos con los chicos de la escuela, reviví las travesuras de la infancia.
Me sonrojé como entonces cuando la letra insegura
de Tomás declaraba en un trozo de papel cuánto amor por mi sentía.
Una lágrima se depositó en el cristal de ese tesoro tan bien guardado.
Una lágrima se depositó en el cristal de ese tesoro tan bien guardado.
Encontré resueltos en números casi imperceptibles
los ejercicios de matemáticas, materia que sigo sin querer demasiado.
Regresar a la niñez reanimó las sensaciones que se guardan en el sitio más escondido del corazón.
Los retos de la maestra ante la falta de silencio, el murmullo de los compañeros cuando se consultaban para una prueba, traía sereno cada momento compartido.
Regresar a la niñez reanimó las sensaciones que se guardan en el sitio más escondido del corazón.
Los retos de la maestra ante la falta de silencio, el murmullo de los compañeros cuando se consultaban para una prueba, traía sereno cada momento compartido.
Los recuerdos afloran a mi mente, risueña me
acuerdo cuando al poco tiempo de conocerte prometí que contaría cada una de tus
pestañas,
marco perfecto para una mirada enamorada.
Tus ojos azules se asemejaban a la inmensidad del océano,
Tus ojos azules se asemejaban a la inmensidad del océano,
tu sonrisa era el
preludio de un beso apasionado, resumían el amor que fuimos acumulando a través
del tiempo compartido.
Abuelo hoy no estás, sé que tu morada son las
estrellas,
a ellas dirigía la lupa con la intención de encontrar tu rostro.
Me asustaba cuando observaba a través del
cristal,el volumen de algún insecto que plácidamente vulneraba los pétalos de
las flores, aplaudía cuando una gota de rocío detenía su marcha.
¡Cuántos recuerdos!
Hoy vivo en un mundo imperfecto, casi todo se ha
perdido.
Los valores no son los mismos, la ofensa está pronta,
Los valores no son los mismos, la ofensa está pronta,
las palabras muchas veces
se transforman en dagas que filosas perforan los sentimientos.
Guardo la lupa, mañana seguiré soñando.
Anónimo
Texto e imágenes extraído de la red
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